Si está pensando en construir su casa con la técnica de construcción ‘Passivhaus’, en este artículo te damos las claves para ello.
Este estándar no supone el uso de un tipo de producto, material o estilo arquitectónico específicos sino la optimización de los recursos existentes a través de técnicas pasivas, como por ejemplo un buen factor de forma, que reduzca la superficie en contacto con el exterior para disminuir las necesidades de climatización, una orientación correcta de las ventanas para aprovechar el calor del sol cuando están cerradas y la ventilación natural al abrirlas, o poner protecciones solares que impidan un sobrecalentamiento en verano, etc.
Passivhaus es un concepto energético aplicable a cualquier tipo de diseño arquitectónico y cualquier sistema constructivo. De entre las claves a tener en cuenta destacamos las siguientes:
Gran aislamiento térmico: Un muy buen aislamiento de la envolvente es beneficioso tanto en invierno como en verano: las paredes exteriores, la cubierta y la solera deben tener una baja transmitancia térmica. Un edificio mal aislado consume hasta un 30% más de energía.
Eliminación de puentes térmicos: Se puede construir sin puentes térmicos al no interrumpir la capa de aislamiento, usar un material con la resistencia térmica mayor si se interrumpe la capa de aislamiento; y cuidar las juntas entre elementos constructivos. Al evitar los puentes térmicos, tan habituales en los edificios convencionales, evitamos que se produzcan las pérdidas de calor en los edificios.
Ventanas de altas prestaciones: Las ventanas constituyen el elemento más débil de la envolvente de un edificio. Entre el 25% y el 30% del gasto de calefacción se debe a las pérdidas de calor por las ventanas. Las carpinterías utilizadas en ‘Passivhaus’ tienen muy baja transmitancia térmica y las ventanas son de doble o triple vidrio rellenas de un gas inerte. El vidrio es bajo emisivo para reflejar el calor al interior de la vivienda en invierno y mantenerlo en el exterior durante el verano.
Recuperación del calor: La ventilación mecánica permite que continuamente se esté renovando el aire interior. En un edificio Passivhaus, con un caudal de aire fresco de aproximadamente 1/3 del volumen de los espacios, podemos aportar unos 10 W/m de calor, y 7 W/m² de frío en el edificio, fijándose un límite en la demanda de calefacción y refrigeración de aproximadamente 15 kWh/(m²a).
Estanqueidad al aire: En las casas pasivas se cuida la estanqueidad al aire sellando todas las uniones entre los diferentes materiales del edificio. En un edificio Passivhaus, la envolvente es lo más hermética posible logrando una eficiencia elevada del sistema de ventilación mecánica. Esto se logra cuidando al máximo la ejecución de las juntas durante la construcción.
Confort, salud y bajo consumo
- Por la homogeneidad de las temperaturas interiores, por el alto aislamiento acústico y por la calidad del aire (en continua renovación y filtrado, por tanto libre de CO2, COVs, polvo, suciedad, polen,…).
- El aire filtrado evita la presencia de polvo y polen, lo que reduce las reacciones alérgicas.
- Eficiente por el bajo consumo energético y, en consecuencia, económico. Sostenible porque el CO2 que deja de emitir una casa pasiva de 350m2 en un año equivale al CO2 que absorben unos 1.000 árboles en un año.
Para contar con el sello Passivhaus debemos contar con las pruebas técnicas y la certificación. En E3 somos especialistas en ello. Estaremos encantados de asesorarte para construir un hogar confortable.